por Jennifer Hoffman
25 de Marzo de 2012
Los
niños Índigo y Cristal, que han estado aquí por muchas generaciones,
introdujeron nuevos paradigmas energéticos en la tercera dimensión. Sus
vidas no han sido fáciles, pero -dentro de cada generación- ellos han
cambiado al mundo, una persona y creencia a la vez. Tenemos nuevos
niños llegando en números crecientes y estos niños llevan a nuevos
niveles la energía Índigo y Cristal. Si bien son muy sensibles y
conectados espiritualmente, ellos también existen en múltiples
dimensiones, lo que significa que pueden estar desarraigados, no
sentirse cómodos en la energía 3D y tener dones que asombran y exponen
al mundo el potencial del que todos somos capaces cuando podemos ser
multidimensionales.
Hubo un tiempo en que un niño dotado
era una anomalía, ahora hay muchos de estos niños y, de hecho, algunos
muestran sus extraordinarios talentos antes de poder caminar. Antes
casi no se oía de preadolescentes que estuvieran en la universidad y
ahora hay docenas de niños que empiezan la universidad antes de su
primer cumpleaños de dos dígitos. Más de estos niños son conscientes de
los problemas sociales y crean soluciones que nos incitan a participar
con ellos en crear un equilibrio social, económico, moral y ético en el
mundo. Ellos traen experiencias y potenciales de las dimensiones
superiores para integrarlas en la tierra.
Pero el otro
lado de estos niños multidimensionales puede ser desafiante. Sus cuerpos
no funcionan bien en la tercera dimensión y pueden tener intolerancias
a ciertos alimentos, alergias severas, desarrollar condiciones que
pongan en riesgo su vida y tener enfermedades crónicas. Son más
propensos a la depresión, cambios de humor y desequilibrios emocionales
y mentales. Pueden ser muy callados o muy ruidosos, expresar sus
necesidades o negarse a participar en el mundo. ¿Cómo sabemos lo que
ellos necesitan y cómo hacer más fácil su transición a vivir en 3D,
algo que algunos nunca han experimentado antes?
Estos
niños responden muy bien al trabajo energético y se benefician del
tratamiento con cristales, aceites esenciales y modalidades de
equilibrio y sanación. Ellos les harán saber lo que funciona y eso
puede ser tan simple como comer alimentos orgánicos o poner cristales
en su habitación. El cuarzo rosa, aguamarina, lapislázuli, cuarzo,
citrino y amatista son todas piedras buenas para ellos. Aceites como el
romero, lavanda, tomillo, pino y salvia también pueden ayudar a
equilibrar sus energías. Reiki, terapia de polaridad, y el toque
cuántico son modalidades beneficiosas. Dejen que ellos les digan lo que
necesitan y enséñenles a arraigarse y despejar su campo energético y
su aura. Esto les ayudará a mantenerse equilibrados para que no estén
enfocando toda su energía en estar en la densidad y puedan expandir su
energía en sacar a la luz sus dones extraordinarios.
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Traducción: Margarita López
Edición: El Manantial del Caduceo