Me preguntaste cómo se hace para abrir el corazón.
La respuesta más sincera que puedo darte es: no lo sé. No conozco una fórmula exacta
para lograrlo. Tal vez la clave esté en la suma de pequeñas gotas.
¿Podrías decirme cuál es la gota que hace rebasar
el agua del vaso? Muchos responden que es la última. Sin embargo, esa gota
nunca hubiese podido derramarse, si no fuese por el sostén de todas las que le
antecedieron. Lo mismo sucede con la apertura del corazón.
Este tema no es sencillo de abordar, al menos para
mí. De todos modos, intentaré decirte algunas cosas que me fueron funcionales. Tu
camino quizá será distinto, así que, por
favor, escuchá lo que te digo sin olvidar que mis palabras llevan la carga de
mi subjetividad, así como de mis condicionamientos y limitaciones.
Una de las cosas que deberíamos hacer, si
pretendemos que nuestro corazón comience a abrirse, es trascender los prejuicios
y animarnos a fluir con el sentir. Al principio será una dura batalla, porque
la mente nunca está dispuesta a ceder terreno, así que apelará a todos sus
recursos, incluso los más bajos, para tratar de impedirlo.
Hay momentos en que sentimos que tenemos que hacer
algo, que a veces no podemos traducir en palabra. ¿Nunca te pasó? Ahí está el
corazón intentando comunicarse. Si tenemos la osadía de escucharlo, poco a
poco, su voz será más nítida y comprobaremos con cuánta maestría y sabiduría nos
guía.
Una gota acá, otra más allá. Así, poco a poco,
vamos llenando el vaso. Una caricia, un gesto sincero, una palabra de
aliento... Gotas. En el momento menos pensado el agua se derramará, nuestro
corazón se abrirá y se irán lavando nuestras manchas de inconsciencia.
Sentir es descubrir un mundo nuevo, en donde lo que
creíamos ordinario se vuelve extraordinario, lleno de magia, luz y color. Pero
cuidado, mi amigo, no todas serán rosas. Abandonar la coraza que nos impedía
sentir, implicará volvernos vulnerables a las espinas más diminutas. De todos
modos, vale la pena abrir el corazón, porque sólo así sentiremos la vida en su
máxima expresión.
Entrar en contacto con el corazón es ingresar a una
dimensión sutil, donde la lógica no cuenta. Es un espacio en donde las
sincronicidades, las señales y las emociones se entrelazan con el sentir, para
brindarnos nuestra verdadera guía.
(...) podríamos decir que sentir es morir a la forma de vida mecánica. Es
lo que nos permitirá fluir con la nueva energía y nos ayudará a transformar el
sistema desde dentro. Sentir es la clave que activa el corazón y nos conectamos
a la vida. Cuando el corazón se abre nos volvemos humanos. Ese es el instante
en que un ángel nos dibuja una sonrisa en el alma...
Extracto del libro "El Encuentro" Julio Andres Pagano