Existe el miedo físico. Usted sabe, cuando
ve una serpiente, un animal salvaje, instintivamente hay miedo; ése es un miedo
normal, sano, natural. En realidad, no es miedo, es un deseo de protegerse a sí
mismo, eso es normal.
Pero la autoprotección psicológica, esto
es, el deseo de estar siempre seguro, engendra miedo. Una mente que busca
siempre la certidumbre es una mente muerta, porque en la vida no hay
certidumbre, no hay permanencia (...).
Cuando uno entra directamente en contacto
con el miedo, hay una respuesta de los nervios y demás. Entonces, cuando la
mente ya no escapa por medio de las palabras o de alguna clase de actividad, no
hay división entre el observador y la cosa observada como miedo. Sólo la mente
que escapa se separa del miedo. Pero cuando hay un contacto directo con el
miedo, no existe el observador, no hay una entidad que diga: "Tengo miedo". Así
pues, en el instante en que uno está directamente en contacto con la vida, con
cualquier cosa, no hay división; esta división es la que engendra competencia,
ambición, miedo.
Lo que importa, pues, no es "¿cómo puedo
librarme del miedo?". Si usted busca un medio, un método, un sistema para
desembarazarse del miedo, estará preso en el miedo a perpetuidad. Pero si
comprende el miedo, lo cual sólo puede ocurrir cuando entra en contacto directo
con él , tal como está en contacto con el hambre, tal como está directamente en
contacto cuando se halla a punto de perder su empleo, entonces hace algo.
Sólo
así encontrará que cesa todo el miedo; quiero decir todo el miedo, no un miedo
de esta clase o de aquella clase.
Jiddu Krishnamurti