Toda forma de ver es una forma de no ver, no lo
olvides. La percepción crea la realidad. Cada uno construye su propio mundo a
partir de lo que puede o lo que quiere percibir. Pero eso no implica que otra
persona no pueda percibir algo más, o lo mismo, pero de un modo diferente.
Generalmente negamos todo aquello que escapa a
nuestra capacidad de comprensión o contradice la forma que tenemos de entender
la vida, pero eso no significa que aquello a lo que nos resistimos no sea cierto.
La vista no tiene la capacidad de sentir, el olfato no puede ver, el oído no
puede degustar, el tacto no puede escuchar y el gusto no puede oler, ¿acaso impide
eso que todas esas realidades existan al mismo tiempo? ¿Verdad que no?
¿Por qué hago hincapié en esto de la percepción?
Porque necesitamos ser lo suficientemente amplios de criterio, para no privarnos
de la posibilidad de experimentar muchos aspectos enriquecedores de la vida, y
sumar, de manera creativa, para que la humanidad siga evolucionando.
Todos los puntos de vista son perfectamente válidos
y respetables. Cada uno tiene el derecho a entender la vida como quiera, pero por
el simple hecho de vivir en sociedad, tenemos que intentar buscar la forma de
que los diferentes enfoques puedan complementarse, para evitar multiplicar los
conflictos.
¿No logré hacerme entender? Entonces te contaré un
breve cuento. Relata una historia que dos personas discutían porque había
quedado una sola naranja. Gritaban tan fuerte que no se podían escuchar. Los
dos estaban dispuestos a quedarse a toda costa con la fruta. No llegaron al
extremo de los golpes porque, en ese instante, alguien se presentó, calmó los
ánimos y le pidió a cada uno que le explicara para qué querían la naranja. Uno
respondió que necesitaba su jugo. El otro, que sólo quería su
cáscara. Ambos vieron que sus necesidades eran complementarias y volvieron a
sonreír.
La falta de un diálogo sincero, de corazón a
corazón, sumado a nuestra imposibilidad de sentir, nos está cerrando las
puertas hacia una convivencia sana y pacífica. La energía de cambio que
proviene del espacio, con la Era de Acuario, potenciará los conflictos, aún
más, sino comenzamos a abrirnos y nos damos el permiso interno de cambiar. No
es casual el caos que estamos presenciando. Los medios de comunicación nos
muestran que los niveles de tensión van en franco aumento. Crímenes, guerras,
atentados, desbordes mentales, hechos de violencia inexplicables, etc. están
tiñendo de rojo la realidad.
No digo esto para que te alarmes. El caos es lo que
da lugar al cambio, es lo que facilita que la transformación ocurra. Está en
nosotros ayudar a que la transición sea lo menos traumática posible. Lograr
comprender hacia dónde no está conduciendo el caos, nos permitirá contar con
otros recursos para poder atravesar la tempestad.
No es casual que, a escala global, millones de seres
humanos presientan que sus vidas deberían dar un vuelco para poder equilibrarse.
Tampoco es casual que muchísimas personas no se animen a efectuar los cambios
necesarios, por temor a que los demás se les rían en la cara, las tilden de locas
o las marginen socialmente. Estamos recibiendo la energía de Acuario, pero aún
la de la Era de Piscis no se ha retirado. Estamos con un píe en cada lado. Dar
el salto es todo un desafío.
Los que logran superar la instancia de los
prejuicios sociales y los temores internos, aún tienen que superar una barrera
mayor, deben generar sus propios espacios. Las viejas estructuras del sistema,
no encajan con sus nuevas formas de percibir la realidad. Ahí es donde se enciende
el debate sobre si hay que salirse del sistema o cambiarlo desde dentro.
En mi opinión, salirse del sistema equivale a renunciar
ante un obstáculo. De todos modos, así lo quisiéramos, no podemos salirnos. No
hay espacios a donde ir. Somos pasajeros de un mismo barco. Así nos fuésemos a
vivir a las montañas y llevásemos una vida ermitaña, eso no nos evitaría sufrir
las consecuencias de la contaminación, una guerra nuclear o cualquiera de las
calamidades que los ecologistas pronostican, de seguir viviendo a este ritmo
decadente.
Nada es bueno o malo en sí mismo, todo depende del
uso que le demos. Contamos con un mundo que se ha convertido en una gran aldea
interconectada. Por lo tanto, si logramos cambiar nuestra percepción y
redireccionamos nuestros esfuerzos, hacia alternativas que despierten la
conciencia y abran nuestros corazones, podremos utilizar el poder de esa
interconexión para revertir los pronósticos más negativos.
¿Te parece algo imposible? Con fe, constancia, esfuerzo
y actitud, todo se puede. Algunos optan por mirar el vaso medio vacío. Otros lo
ven lleno, pero sólo hasta la mitad. En mi caso, lo observo completamente lleno.
Sé que la parte que algunos dicen ver vacía, está repleta de aire. Todo es
cuestión de percepción.
Extracto de "El Encuentro" Julio A. Pagano