Seamos fieles en las cosas pequeñas, porque ahì estarà nuestra fortaleza. Miremos el
ejemplo de la làmpara que arde con el aporte de pequeñas gotitas de aceite, y sin embargo da mucha luz. Las gotitas de
aceite de nuestras làmparas son las cosas pequeñas que realizamos
diariamente: la fidelidad, la puntualidad, las palabras bondadosas, las
sonrisas, nuestra actitud amorosa hacia los demàs.
No hay nada que sea pequeño a los ojos de Dios, y El mismo se toma
la molestia de hacerlas para enseñarnos como
actuar. Por eso se transformaron en infinitas.
Las tentaciones las tenemos todos. Pero si
Jesùs es una realidad viviente en mi vida, entonces ya no tengo miedo.
Somos pequeños
instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos de Dios pueden hacer milagros.
Yo soy el làpiz de Dios.
Un trozo de làpiz con el cual El escribe aquello que quiere.
Empieza transformando todo lo que haces en
algo bello para Dios.
Madre Teresa de Calcuta