El mito de las proteinas
Más que nada, el cuerpo humano recicla el
70% de su residuo proteínico. En segundo lugar, el cuerpo humano solo pierde
aproximadamente 23 gramos de proteína por día, que se eliminan a través de las
heces, el pelo, la orina, el pelo y la transpiración. Para reponer esa cantidad
se necesitaría comer aproximadamente 680 gramos de proteína al mes… Una vez que
la exigencia de 23 gramos está satisfecha, podemos estar tranquilos.
El problema está en que el exceso de
proteína no sólo nos priva de energía, sino que también debe ser almacenado en
el cuerpo como desecho tóxico, lo cual significa un aumento de peso hasta que
el organismo puede disponer de la energía suficiente para librarse de él.
Además, el cuerpo no puede usar ni asimilar las proteínas en su estado natural,
tal como se las come. Primero, la proteína debe ser digerida y descompuesta en
los aminoácidos que la integran. Entonces, el cuerpo puede usar los aminoácidos
para construir la proteína que necesita. El valor fundamental de un alimento
proteico reside, pues, en su composición de aminoácidos.
Todo el material nutritivo se forma en el
reino vegetal; los animales tienen el poder de apropiarse, pero nunca de formar
o crear las fuentes de proteínas, es decir, los ocho aminoácidos esenciales.
Las plantas son capaces de sintetizar los aminoácidos a partir del aire, la
tierra y el agua, pero los humanos y los animales dependemos de la proteína de
las plantas, ya sea en forma directa, comiendo la plata, o indirecta, comiendo
un animal que se haya comido la planta. En la carne no hay aminoácidos
“esenciales” que el animal no hayan sido obtenidos de la planta y que los
humanos no podamos obtener también de las plantas. Por eso todos los animales
herbívoros tienen toda la proteína que necesitan. La obtienen a partir de la
abundancia de aminoácido que consiguen comiendo plantas. Por eso, además, a no
ser en situaciones de extrema emergencia, los carnívoros generalmente no se
comen a otros animales carnívoros: instintivamente comen animales que se hayan
alimentado de vegetales.
Si comemos regularmente frutas, verduras,
nueces, semillas o brotes, estaremos recibiendo todos los aminoácidos
necesarios para que el cuerpo construya la proteína que necesita, lo mismo que
otros mamíferos que se las arreglan para vivir sin comer carne. El hecho es que
es bastante poco probable que con este tipo de alimentación podamos tener una
deficiencia proteica.