Un ser no se vuelve verdaderamente
moral hasta que se despierta en él la sensibilidad hacia todo lo que es
colectivo, universal, cósmico. Esta facultad le permite, no sólo entrar en el
alma y en el corazón de los demás, sino también, si les hace sufrir, sentir él
mismo los dolores que les ha infringido y tratar de repararlos.
Un día, los humanos deberán comprender que
todo lo que hacen a los demás, tanto el bien como el mal, se lo hacen también a
ellos mismos. Aparentemente, cada ser está aislado, separado de los demás; pero
en realidad, en el plano espiritual, algo de él vive en todas las criaturas, en
todo el universo. Si esta conciencia universal está despierta en vosotros, en
el momento que perjudicáis a los demás, sentís que también vosotros sois
lesionados. Y lo mismo ocurre cuando les aportáis vuestra ayuda y vuestro amor.
He ahí el fundamento de la moral: cuándo el hombre comienza a sentir en sí
mismo el mal y el bien que hace a los demás.
Omraam Mikhael Aivanhov