Se necesita presencia
para tomar conciencia de la belleza, de la majestad, de la sacralidad de la
naturaleza.
Has mirado alguna vez la
infinitud del espacio en una noche clara, quedàndote anonadado ante su absoluta
quietud e inconcebible enormidad?
Has escuchado, realmente
escuchado, el rumor de un arroyo de montaña en el bosque?
Y el sonido de un mirlo al
atardecer un tranquilo dìa de verano?
Para tomar conciencia de
este tipo de estìmulos la mente tiene que estar serena. Tienes que abandonar
momentàneamente tu equipaje personal de problemas, de pasado y de futuro, y
todo tu conocimiento, porque de no hacerlo, veràs pero no veràs y oiràs pero no
oiràs.
Tienes que estar
totalmente presente.
Mas allà de la belleza de
las formas externas, hay otra cosa: algo innombrable, inefable, algo profundo,
interno, la esencia sagrada. Donde y cuando quiera que encontramos algo bello,
percibimos el brillo de esta esencia interna, que sòlo se nos revela cuando
estamos presentes.
Podrìa ocurrir que esta
esencia innombrable y tu presencia fueran una ùnica y misma cosa?
Estarìa ahì si tù no
estuvieras presente?
Profundiza en ello.
Descùbrelo por ti mismo.
Extracto de “Practicando
el Poder del Ahora”- Eckhart Tolle