Una persona sana puede neutralizar una
cierta cantidad de excesos o materias tóxicas absorbidas diariamente en su
forma de vivir y alimentarse, igualmente puede deshacerse de toxinas
emocionales.
Generalmente la hace a través de su
actividad cotidiana; ejercicio, sudor, micción y cualquier otro tipo de
descarga natural. Pero si el consumo es exagerado y se mantiene durante un
largo periodo de tiempo, el cuerpo comenzará a acumularlos y a inventar algunos
medios para "eliminar": fiebre, erupciones cutáneas y otros síntomas
superficiales
Estas señales son claros ejemplos que nos
ofrece el cuerpo de su gran sabiduría y su enorme capacidad de recuperar el
equilibrio natural que es su condición original.
El verdadero problema empieza cuando no se
entiende el propósito del cuerpo y se consideran estos síntomas como
manifestaciones indeseables y antinaturales. El siguiente paso es suprimir y
controlar estas descargas con medicamentos, jarabes, cremas o pastillas que
impiden al cuerpo realizar bien "su trabajo".
Si estas manifestaciones del cuerpo, de
poca importancia, son tratadas de forma sintomática, sin realizar ajustes en
nuestro estilo de vida, lo que comemos y bebemos, el cuerpo tenderá a acumular
los excesos en forma de depósitos ácido-adiposos, mucosidades
"crónicas" que por ejemplo, se mostrarán como descargas vaginales,
quistes ováricos, cálculos renales, procesos infecciosos y un largo etc.
A estas alturas, el cuerpo aún localiza los
excesos y toxinas en ciertas zonas corporales, consiguiendo dejar el resto de
cuerpo relativamente libre para seguir funcionando y librándole de una
paralización total.
Desde la perspectiva moderna, dichas
localizaciones o depósitos son considerados como enemigos peligrosos que deben
ser destruidos o extirpados.
Si continuamos ingiriendo excesos de
nutrientes, productos químicos, conservantes, aromatizantes y otras sustancias
sin utilidad saludable para el cuerpo, éste seguirá acumulándolos en algún
lugar, para intentar seguir funcionando con naturalidad y no acabar en la
muerte por toxemia.
El
cáncer y otras enfermedades degenerativas son la etapa final de un largo
proceso que constituye, por parte del cuerpo, el sano propósito de tratar de
aislar las toxinas acumuladas durante años de comer la poco natural dieta
moderna y de vivir en un medio ambiente artificial. Es el último y drástico
esfuerzo del organismo para prolongar la vida, aunque solo lo consiga por unos
pocos meses o años más.
Hemos de ir más allá de considerar el
cáncer sólo a nivel celular, las células están cambiando constantemente de
calidad, alimentadas y rejuvenecidas por la nutrición y energía que penetra en
su interior. El núcleo de una célula es el resultado final de lo que
originalmente vino del exterior, influyendo en sus componentes celulares. Si la
célula es anormal, lo que penetra en ella y la nutre también es anormal, la
sangre, la linfa, le energía vital, las radiaciones que provienen del medio
ambiente....
La célula es el terminal de un largo
proceso orgánico y no se puede contemplar separada de su entorno, de otras
funciones corporales y de "terreno" en que se nutre.
En vez de concentrarse tanto en la célula
como algo aislado y enfermo, es necesario transformar la calidad de la sangre,
la linfa y las condiciones ambientales adversas, que han ayudado a las células
malignas a reproducirse.
En vez de tratar aisladamente los órganos,
es necesario tratar la fuente de nutrición y otros factores que penetran en
dichos órganos y alteran su naturaleza.
Indudablemente lo ideal es actuar antes de
que la enfermedad llegue a los niveles celulares, pero incluso, y entonces más
que nunca, cuando ya están comprometidos conviene plantearse los hábitos de
vida, costumbres, horarios de sueño, trabajo, diversión, tiempo libres, grado
de estrés y de forma muy especial nuestra cocina, que en realidad es un
laboratorio alquímico donde se fragua la salud, o ......
A veces basta con eliminar ciertos
alimentos y reemplazarlos por otros, con adecuada variedad y calidad, aplicar
métodos culinarios apropiados y cambiar así la calidad de la sangre y los
líquidos orgánicos que sirven de sustento a las células y los órganos.
Esto sería "ver" el problema en
toda su profundidad y dejar de andarse por las ramas.
Mª Rosa Casal
Directora y Profesora de Escuela de Vida,
dedicada a la formación en Nutrición Energética y Macrobiótica.
Consultora en Nutrición Macrobiótica.
Pionera en España en Masaje Metamórfico que
trajo a España hace más de 20 años.
Profesora y miembro fundador de la
Asociación Metamórfica de España.Co-Fundadora de la Asociación Española de Terápia Su-Jok de manos y pies.
Instructora de Tao Curativo - I Ching Dao. Formada y autorizada por el Maestro Juan Li.
Diplomada en Masaje Terapéutico y en Energética y Salud por el instituto Europero de Medicinas Naturales.
Profesora en Reflexología Podal, Técnica Metamórfica y Terapia Su-Jok entre otras materias.
Master en Naturopatía por FENACO.