Tiempo y mente son inseparables. Retira el
tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es estar
atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente,
mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación
interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y
reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el
pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de
una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado
y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer
lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el
espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece
constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no
fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto
que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único
punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.
¿Has experimentado, hecho, pensado o
sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es
posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es
cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en
el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no
puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un
cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía,
emana Ser.
Extracto de "Practicando el Poder del Ahora" Eckhart Tolle