En tu cuerpo que es un templo, estás Tú,
Inti inmortal, llama de vida eterna;
tienes que identificarte ya con lo que Eres. Es tiempo para que seas libre, no debes
conformarte con seguir siendo uno más.
Estás donde está tu pensamiento;
haz que éste se ocupe de lo que Eres y Serás. Tú no eres el nombre que tienes ahora, aunque
tu nombre y apellidos son importantes y tienen su sonido particular, pues cada
niño trae en sus electrones una frecuencia vibratoria que tiene mucho que ver
con su nombre. La madre “siente” esta
vibración que se graba en su mente y le pone
el nombre que le corresponde en esta encarnación. A veces el orgullo del padre o de la familia
hacen que se le ponga otro nombre y entonces el niño sufrirá toda su vida
tropiezos, frustraciones, desequilibrios, desarmonía; un grave atraso para el individuo que
generalmente no tolera más y se cambia de nombre, restituyendo así su
encarnación al camino adecuado para cumplir su destino.
Nina Soncco- Y el Anciano Hablò
Antón Ponce de León Paiva