*Cada día haga un intento de ayudar a otras
personas de alguna forma y no se lo diga a nadie. Con lentitud, las preguntas
sobre su propio valor y por qué está aquí se evaporarán. Tan sólo una pequeña
ayuda o amor entregado a otra persona, sin pensar que le deben algo, le pondrá
en el sendero de la conciencia superior.
Copie esta verdad antigua y reléala a
diario: «Cuando busques felicidad para ti mismo, siempre te eludirá. Cuando
busques felicidad para los demás, la encontrarás para ti mismo».
*Practique la consecución de coincidencias
significativas. Fórmese en la mente una clara imagen de algo que le gustaría
que ocurriera en su vida. Una oportunidad laboral, conocer a su pareja
perfecta, abandonar un comportamiento adictivo. Manténgase centrado en esta
imagen y dé amor con toda la frecuencia que le sea posible, teniendo esta
imagen en mente.
A medida que perfeccione la manera de
mantener la energía interna sobre lo que le gustaría lograr, y continúe dando
amor, atraerá las coincidencias que se adapten perfectamente a su deseo. Esto
se llama dirección de las coincidencias, y es algo que yo practico a diario.
Funciona.
*Valore de modo constante el mundo interior.
Comience a reparar en sus pensamientos y recuerde que el sencillo acto de
pensar es una prueba de que hay una energía invisible que fluye a través de
usted todo el tiempo.
Perciba a su pensador: es decir, el yo
invisible que está detrás de sus pensamientos. Busque conocer al que sabe, la
inteligencia invisible que reside detrás de lo que llamamos conocimiento. Lo
conocido está siempre en movimiento; cambia y no tiene ningún lugar de asiento.
Es el que sabe, el inmutable y eterno.
Con esta conciencia comenzará a conocer su
divinidad. Fuera de esta conciencia será capaz de dar forma al mundo que desea.
*Mantenga conversaciones con Dios. En lugar
de pedirle favores, afirme su voluntad de utilizar toda su fuerza interior para
crear soluciones.
Pida la fuerza y esté dispuesto a realizar
lo que sea necesario.
Saber que se es capaz de acceder a la guía
divina requiere algo más que una práctica semanal. Dichas experiencias de saber
provienen del interior y nunca puede dudarse de ellas. Hacerlo trastoca la
existencia.
*Tómese tiempo para apreciar la belleza.
Cuando contemple un pájaro, una flor, una puesta de sol, una madre que amamanta
a su hijo, un anciano o un autobús escolar, ábrales el corazón. Permita que el
amor circule desde usted hasta ellos y sienta cómo le es devuelto. Cuanto màs
practique el recibir amor del entorno, más energía tendrá.
Hay energía en todas las cosas y seres. La
forma en que recibe esta energìa invisible es mediante la apreciación de la
belleza y la maravilla de nuestro
universo.
Con la práctica, será capaz de enviar al
exterior el amor que recibe mediante el sencillo acto de apreciar la belleza.
¡Inténtelo!
*Intente apartar a todos los enemigos de
sus pensamientos. La misma in teligencia
que fluye a través de usted fluye a través de todos los seres humanos.
Olvídese de las cosas que los intereses creados quieren que crea. Todos somos
uno; cada uno, una célula de ese cuerpo llamado humanidad.
Cuando se tiene esta mentalidad universal,
la persona se ve libre del odio que divide a la humanidad, y es incapaz de
participar en la violencia. El acto de herir a otro, con palabras o armas, es
un acto de separación.
Cuando uno sabe que está conectado con
todo, no puede ni imaginar que golpea a otros, mucho menos sentir odio por
pretendidos enemigos. La respuesta a nuestros problemas de violencia se halla
en el reino espiritual.
*Piense en usted mismo como alguien sin
limitaciones y establezca una nueva relación con la realidad. Imagínese capaz
de conseguir cualquier cosa que su mente pueda representarse.
Sueñe que vuela, que cambia de forma, que
desaparece y reaparece, y cualquier cosa que le resulte atractiva. Establezca
una nueva relación con la realidad que sólo dependa de lo que usted quiera ser.
Despójese de todo lo que le han dicho que
es imposible o irreal, y establezca con Dios lo que es posible para usted.
Examine todas las dudas que tiene sobre los milagros y quienes los obran, y
reemplace esas dudas por una postura abierta.
Su meta es tener una relación muy personal
con la realidad.
*¡Abandónese! Esto implica un acto del
corazón. El acto de entrega tiene lugar en un momento. Deje atrás sus
conflictos con lo que es y lo que puede ser, y abandónese. Deje de preguntarse:
«¿Por qué yo?».
Acepte el hecho de que su cuerpo morirá y
que usted es eterno. Fúndase con este concepto cuando alguien muera, y deje de
decirse que su muerte no debería haber sucedido de la forma en que sucedió. Puede
abandonarse y aceptar, y también puede llorar.
Repare en cualquier diálogo interno
repetitivo sobre los horrores y tragedias del mundo. Abandónese y despójese de
él. Esto no significa que vaya a regocijarse con el sufrimiento de los demás.
Significa que no centrará su energía interna en el sufrimiento. Lo cual le hará
sentirse más dispuesto a eliminar el sufrimiento de los demás.
Cada día mueren millones de personas, y
millones más aparecen en este planeta. Es una obra de constantes entradas y
mutis. Todas sus opiniones sobre cómo debería suceder no son más que nociones
que uno tiene de cómo Dios debería dirigir esta obra.
Pero todo es perfecto; incluso la parte que
le desagrada o juzga negativa. Abandónese y tenga presente que también usted
es uno de esos personajes que han hecho su entrada y acabarán haciendo un
mutis. Pero tenga también presente que es eterno, y que ésa es su más cierta
realidad.
¡Abandónese! Sólo requiere un instante.
*¡Sueñe despierto! Eso es. Recuerde que no
tiene por qué irse a dormir para poder soñar. Concédase momentos para soñar sin
dormir.
Permita que su mente cree todo lo que puede
crear cuando sueña dormido. Mediante la práctica de este ejercicio llegará un
día en que no será capaz de distinguir entre sus sueños de vigilia y sus sueños
nocturnos. Éste es un lugar maravilloso, porque le proporciona la oportunidad
de crear mentalmente el marco de su experiencia vital.
Soñar despierto puede hacerle sentir
ilimitado. Lo hacía de niño y le etiquetaban de soñador. Pero aquéllos fueron
momentos maravillosos.
Cuando se libera de los límites
autoimpuestos que experimenta en la conciencia de vigilia, entra en el mundo
del espíritu. Es ahí donde llega a conocer su yo superior, a experimentar a
Dios. Es ahí donde puede mantener conversaciones con esas personas, importantes
en su vida, que ya han fallecido. Es ahí donde puede recibir guía y la confirmación
de su esencia inmortal.
*Tómese cada día un tiempo para el silencio.
Podría ser una forma de meditación, pero si prefiere no hacerlo, simplemente
permítase algunos momentos de silencio. Viva su silencio durante al menos
treinta
minutos diarios.
Cuando estamos enamorados, solemos decir
que nos faltan las palabras. Usted está buscando ese amor divino interior como
parte de su bùsqueda sagrada, así que concédase tiempo para guardar silencio.
Cuando sentimos asombro ante algo decimos:
«Me faltan las palabras». Esto es un indicio del valor del silencio. Encontrará
a Dios cuando permita que la parte espiritual de su conciencia domine su vida.
Abandone el ruido, las precipitaciones y el bullicio de su vida durante sólo
treinta minutos al día, y se convertirá en un momento que apreciará como un
tesoro.
*Imagine una solución espiritual para su
problema. Piense en el problema más grave con que se enfrenta hoy. Escríbalo.
Ahora repase todos sus pasados intentos de solventar esta dificultad. Verá que
la práctica totalidad de los esfuerzos que ha realizado para corregir ese
problema estaban centrados en el mundo exterior.
Ahora intente un enfoque por completo
distinto: Primero repare en la parte emocional del problema que le inquieta: la
tristeza, el enojo, el dolor, el miedo. Luego tome la decisión de que esta
emoción es negativa e indeseable para su vida. Ahora repare en la sensación que
le produce esta experiencia interna.
Está fijando su conciencia interna en lo
negativo de la emoción que despierta el problema. Sólo dése cuenta de ello.
Ahora, quítele la etiqueta de negativa a la emoción y limítese a aceptarla como
lo que es: ni mala ni buena, sólo una emoción. En lugar de etiquetarla, mírela
como energía, obsérvela como tal.
Ésta es una forma espiritual de abordar la
solución de su problema. Se ha convertido en observador. Está considerando la
emoción relativa a su problema como simple energía. Antes de que pase mucho
tiempo, verá desaparecer las emociones. Sus sensaciones de tristeza, ansiedad y
miedo se disiparán, mediante el solo acto de observar.
A medida que se siente cada vez menos
ligado emocionalmente, el problema desaparecerá de modo paulatino. Una solución
espiritual es aquella en la que se desliga emocionalmente del resultado y ve la
energía como algo que fluye a través de usted. Mediante la observación de esa
energía, se aleja del dolor. El acto de observación comprensiva disipa el
problema.
*Aligere su carga a partir de hoy. Haga un
repaso de todas las pertenencias que ya no usa y compártalas con otros. Puede
hacerlo con todo lo que posee.
Cuantas menos sean las cosas a las que se
aferre, más libre será. El acto de compartir sus pertenencias es un acto de
conciencia superior. A la postre, será capaz de entregar las cosas que todavía
usa, y luego será también capaz de dar su dinero. Sabrá que todo lo que dé le
será devuelto con creces.
Recuerde la máxima: «Muchísimas personas desprecian
el dinero, pero pocas saben darlo».
Al aligerar su carga material, gastará
menos energía en atesorar, asegurar, preocuparse y demás. Cuando menos apegado
se sienta a sus pertenencias, más capaz será de compartirlas de forma incondicional
con otros, y más plácida será su vida.
*Esfuércese en estar satisfecho de sí mismo
en vez de forzarse a complacer a otros fingiendo. Diga para sí: «Yo soy lo que
soy y eso está bien siempre y cuando no le haga daño a otras personas».
Esta afirmación evita que tenga que cambiar
su yo auténtico por uno falso. Usted es una criatura divina, eterna e
inmutable. El resto no es más que la representación que lleva a cabo el cuerpo.
Séale fiel a su yo invisible. Hágalo en
silencio y sin alharacas, pero hágalo. Su comportamiento, más que sus palabras,
le enseñará a la gente que no está dispuesto a ser algo que no es. No hay
necesidad de hacer aspavientos. Un encogimiento de hombros, o un apartarse de
las situaciones comprometidas, o una declaración firme, suelen bastar.
Tenga claro sus tendencias internas y no
será agresivo cuando su inclinación sea estar sereno, ni atlético cuando sabe
que no es lo suyo, ni homosexual cuando su guía interior le dice lo contrario.
Esto significa estar dispuesto a confiar en
su yo interno y atenerse a esa guía interna ante las presiones de los demás.
*Dirija su atención hacia lo que le
complace. Por ejemplo, si tiende a imaginar desastres, cambie esta costumbre
por la contraria. Recuerde que aquello en lo que piensa acaba tomando forma.
Ahora, después de haberse representado mentalmente la tragedia, vuelva a
representarla con un final feliz. Es importante que haga esto cada vez que se
sorprenda deslizándose hacia catástrofes imaginarias, porque si no lo hace
provocará los resultados que teme.
Usted tiene el poder de hacer que su mundo
interior trabaje en su beneficio o perjuicio. Úselo para crear las
satisfactorias imágenes que quiere que ocurran en su mundo material, y llegará
un momento en que esa satisfacción interna abrirá el camino que recorrerá.
Puede llevar una vida apacible y
placentera. La elección está en sus manos.
*No juzgue. Si ve a alguien que es muy
diferente de usted en apariencia física, edad o posición económica, utilice su
mente para transmtirle amor y no censuras. Si de modo instantáneo, por la
fuerza de
la costumbre, hace un juicio, reconozca que
acaba de hacerlo, y luego transmìtale a la persona su amor incondicional
durante un segundo.
Esto le hará perder el hábito de enjuiciar
y hará que adquiera el de usar la mente
para transmitir el tipo de amor que recargará de energía.
Extracto de "Tus Zonas Sagradas" Wayne Dyer