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martes, 10 de julio de 2012

SUGERENCIAS PARA ACEPTAR EL RETO DE LIBERTAD







*Cada día haga un intento de ayudar a otras personas de alguna forma y no se lo diga a nadie. Con lentitud, las preguntas sobre su propio valor y por qué está aquí se evaporarán. Tan sólo una pequeña ayuda o amor entregado a otra persona, sin pensar que le deben algo, le pondrá en el sendero de la conciencia superior.
Copie esta verdad antigua y reléala a diario: «Cuando busques felicidad para ti mismo, siempre te eludirá. Cuando busques felicidad para los demás, la encontrarás para ti mismo».

*Practique la consecución de coincidencias significativas. Fórmese en la mente una clara imagen de algo que le gustaría que ocurriera en su vida. Una oportunidad laboral, conocer a su pareja perfecta, abandonar un comportamiento adictivo. Manténgase centrado en esta imagen y dé amor con toda la frecuencia que le sea posible, teniendo esta imagen en mente.
A medida que perfeccione la manera de mantener la energía interna sobre lo que le gustaría lograr, y continúe dando amor, atraerá las coincidencias que se adapten perfectamente a su deseo. Esto se llama dirección de las coincidencias, y es algo que yo practico a diario. Funciona.

*Valore de modo constante el mundo interior. Comience a reparar en sus pensamientos y recuerde que el sencillo acto de pensar es una prueba de que hay una energía invisible que fluye a través de usted todo el tiempo.
Perciba a su pensador: es decir, el yo invisible que está detrás de sus pensamientos. Busque conocer al que sabe, la inteligencia invisible que reside detrás de lo que llamamos conocimiento. Lo conocido está siempre en movimiento; cambia y no tiene ningún lugar de asiento. Es el que sabe, el inmutable y eterno.
Con esta conciencia comenzará a conocer su divinidad. Fuera de esta conciencia será capaz de dar forma al mundo que desea.

*Mantenga conversaciones con Dios. En lugar de pedirle favores, afirme su voluntad de utilizar toda su fuerza interior para crear soluciones.
Pida la fuerza y esté dispuesto a realizar lo que sea necesario.
Saber que se es capaz de acceder a la guía divina requiere algo más que una práctica semanal. Dichas experiencias de saber provienen del interior y nunca puede dudarse de ellas. Hacerlo trastoca la existencia.

*Tómese tiempo para apreciar la belleza. Cuando contemple un pájaro, una flor, una puesta de sol, una madre que amamanta a su hijo, un anciano o un autobús escolar, ábrales el corazón. Permita que el amor circule desde usted hasta ellos y sienta cómo le es devuelto. Cuanto màs practique el recibir amor del entorno, más energía tendrá.
Hay energía en todas las cosas y seres. La forma en que recibe esta energìa invisible es mediante la apreciación de la belleza y la maravilla de  nuestro universo.
Con la práctica, será capaz de enviar al exterior el amor que recibe mediante el sencillo acto de apreciar la belleza. ¡Inténtelo!

*Intente apartar a todos los enemigos de sus pensamientos. La misma in teligencia  que fluye a través de usted fluye a través de todos los seres humanos. Olvídese de las cosas que los intereses creados quieren que crea. Todos somos uno; cada uno, una célula de ese cuerpo llamado humanidad.
Cuando se tiene esta mentalidad universal, la persona se ve libre del odio que divide a la humanidad, y es incapaz de participar en la violencia. El acto de herir a otro, con palabras o armas, es un acto de separación.
Cuando uno sabe que está conectado con todo, no puede ni imaginar que golpea a otros, mucho menos sentir odio por pretendidos enemigos. La respuesta a nuestros problemas de violencia se halla en el reino espiritual.

*Piense en usted mismo como alguien sin limitaciones y establezca una nueva relación con la realidad. Imagínese capaz de conseguir cualquier cosa que su mente pueda representarse.
Sueñe que vuela, que cambia de forma, que desaparece y reaparece, y cualquier cosa que le resulte atractiva. Establezca una nueva relación con la realidad que sólo dependa de lo que usted quiera ser.
Despójese de todo lo que le han dicho que es imposible o irreal, y establezca con Dios lo que es posible para usted. Examine todas las dudas que tiene sobre los milagros y quienes los obran, y reemplace esas dudas por una postura abierta.
Su meta es tener una relación muy personal con la realidad.

*¡Abandónese! Esto implica un acto del corazón. El acto de entrega tiene lugar en un momento. Deje atrás sus conflictos con lo que es y lo que puede ser, y abandónese. Deje de preguntarse: «¿Por qué yo?».
Acepte el hecho de que su cuerpo morirá y que usted es eterno. Fúndase con este concepto cuando alguien muera, y deje de decirse que su muerte no debería haber sucedido de la forma en que sucedió. Puede abandonarse y aceptar, y también puede llorar.
Repare en cualquier diálogo interno repetitivo sobre los horrores y tragedias del mundo. Abandónese y despójese de él. Esto no significa que vaya a regocijarse con el sufrimiento de los demás. Significa que no centrará su energía interna en el sufrimiento. Lo cual le hará sentirse más dispuesto a eliminar el sufrimiento de los demás.
Cada día mueren millones de personas, y millones más aparecen en este planeta. Es una obra de constantes entradas y mutis. Todas sus opiniones sobre cómo debería suceder no son más que nociones que uno tiene de cómo Dios debería dirigir esta obra.

Pero todo es perfecto; incluso la parte que le desagrada o juzga negativa. Abandónese y tenga presente que también usted es uno de esos personajes que han hecho su entrada y acabarán haciendo un mutis. Pero tenga también presente que es eterno, y que ésa es su más cierta realidad.
¡Abandónese! Sólo requiere un instante.

*¡Sueñe despierto! Eso es. Recuerde que no tiene por qué irse a dormir para poder soñar. Concédase momentos para soñar sin dormir.
Permita que su mente cree todo lo que puede crear cuando sueña dormido. Mediante la práctica de este ejercicio llegará un día en que no será capaz de distinguir entre sus sueños de vigilia y sus sueños nocturnos. Éste es un lugar maravilloso, porque le proporciona la oportunidad de crear mentalmente el marco de su experiencia vital.
Soñar despierto puede hacerle sentir ilimitado. Lo hacía de niño y le etiquetaban de soñador. Pero aquéllos fueron momentos maravillosos.
Cuando se libera de los límites autoimpuestos que experimenta en la conciencia de vigilia, entra en el mundo del espíritu. Es ahí donde llega a conocer su yo superior, a experimentar a Dios. Es ahí donde puede mantener conversaciones con esas personas, importantes en su vida, que ya han fallecido. Es ahí donde puede recibir guía y la confirmación de su esencia inmortal.

*Tómese cada día un tiempo para el silencio. Podría ser una forma de meditación, pero si prefiere no hacerlo, simplemente permítase algunos momentos de silencio. Viva su silencio durante al menos treinta
minutos diarios.
Cuando estamos enamorados, solemos decir que nos faltan las palabras. Usted está buscando ese amor divino interior como parte de su bùsqueda sagrada, así que concédase tiempo para guardar silencio.
Cuando sentimos asombro ante algo decimos: «Me faltan las palabras». Esto es un indicio del valor del silencio. Encontrará a Dios cuando permita que la parte espiritual de su conciencia domine su vida. Abandone el ruido, las precipitaciones y el bullicio de su vida durante sólo treinta minutos al día, y se convertirá en un momento que apreciará como un tesoro.

*Imagine una solución espiritual para su problema. Piense en el problema más grave con que se enfrenta hoy. Escríbalo. Ahora repase todos sus pasados intentos de solventar esta dificultad. Verá que la práctica totalidad de los esfuerzos que ha realizado para corregir ese problema estaban centrados en el mundo exterior.
Ahora intente un enfoque por completo distinto: Primero repare en la parte emocional del problema que le inquieta: la tristeza, el enojo, el dolor, el miedo. Luego tome la decisión de que esta emoción es negativa e indeseable para su vida. Ahora repare en la sensación que le produce esta experiencia interna.
Está fijando su conciencia interna en lo negativo de la emoción que despierta el problema. Sólo dése cuenta de ello. Ahora, quítele la etiqueta de negativa a la emoción y limítese a aceptarla como lo que es: ni mala ni buena, sólo una emoción. En lugar de etiquetarla, mírela como energía, obsérvela como tal.
Ésta es una forma espiritual de abordar la solución de su problema. Se ha convertido en observador. Está considerando la emoción relativa a su problema como simple energía. Antes de que pase mucho tiempo, verá desaparecer las emociones. Sus sensaciones de tristeza, ansiedad y miedo se disiparán, mediante el solo acto de observar.
A medida que se siente cada vez menos ligado emocionalmente, el problema desaparecerá de modo paulatino. Una solución espiritual es aquella en la que se desliga emocionalmente del resultado y ve la energía como algo que fluye a través de usted. Mediante la observación de esa energía, se aleja del dolor. El acto de observación comprensiva disipa el problema.

*Aligere su carga a partir de hoy. Haga un repaso de todas las pertenencias que ya no usa y compártalas con otros. Puede hacerlo con todo lo que posee.
Cuantas menos sean las cosas a las que se aferre, más libre será. El acto de compartir sus pertenencias es un acto de conciencia superior. A la postre, será capaz de entregar las cosas que todavía usa, y luego será también capaz de dar su dinero. Sabrá que todo lo que dé le será devuelto con creces.
Recuerde la máxima: «Muchísimas personas desprecian el dinero, pero pocas saben darlo».
Al aligerar su carga material, gastará menos energía en atesorar, asegurar, preocuparse y demás. Cuando menos apegado se sienta a sus pertenencias, más capaz será de compartirlas de forma incondicional con otros, y más plácida será su vida.

*Esfuércese en estar satisfecho de sí mismo en vez de forzarse a complacer a otros fingiendo. Diga para sí: «Yo soy lo que soy y eso está bien siempre y cuando no le haga daño a otras personas».
Esta afirmación evita que tenga que cambiar su yo auténtico por uno falso. Usted es una criatura divina, eterna e inmutable. El resto no es más que la representación que lleva a cabo el cuerpo.
Séale fiel a su yo invisible. Hágalo en silencio y sin alharacas, pero hágalo. Su comportamiento, más que sus palabras, le enseñará a la gente que no está dispuesto a ser algo que no es. No hay necesidad de hacer aspavientos. Un encogimiento de hombros, o un apartarse de las situaciones comprometidas, o una declaración firme, suelen bastar.
Tenga claro sus tendencias internas y no será agresivo cuando su inclinación sea estar sereno, ni atlético cuando sabe que no es lo suyo, ni homosexual cuando su guía interior le dice lo contrario.
Esto significa estar dispuesto a confiar en su yo interno y atenerse a esa guía interna ante las presiones de los demás.

*Dirija su atención hacia lo que le complace. Por ejemplo, si tiende a imaginar desastres, cambie esta costumbre por la contraria. Recuerde que aquello en lo que piensa acaba tomando forma. Ahora, después de haberse representado mentalmente la tragedia, vuelva a representarla con un final feliz. Es importante que haga esto cada vez que se sorprenda deslizándose hacia catástrofes imaginarias, porque si no lo hace provocará los resultados que teme.
Usted tiene el poder de hacer que su mundo interior trabaje en su beneficio o perjuicio. Úselo para crear las satisfactorias imágenes que quiere que ocurran en su mundo material, y llegará un momento en que esa satisfacción interna abrirá el camino que recorrerá.
Puede llevar una vida apacible y placentera. La elección está en sus manos.

*No juzgue. Si ve a alguien que es muy diferente de usted en apariencia física, edad o posición económica, utilice su mente para transmtirle amor y no censuras. Si de modo instantáneo, por la fuerza de
la costumbre, hace un juicio, reconozca que acaba de hacerlo, y luego transmìtale a la persona su amor incondicional durante un segundo.
Esto le hará perder el hábito de enjuiciar y hará que adquiera el de usar la  mente para transmitir el tipo de amor que recargará de energía.

Extracto de "Tus Zonas Sagradas" Wayne Dyer