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Dais, pero poco, cuando dais de vuestras pertenencias.
Porque, que son vuestras pertenencias sino cosas que conservàis
por miedo a que podàis necesitarlas mañana? Y mañana, que traerà
el mañana al perro archiprudente que entierra huesos en la
arena movediza mientras sigue a los peregrinos a la ciudad Santa.
Que es el miedo a la necesidad sino la necesidad misma?
A travès de las manos de los seres que dan como los mirtos en
el valle, lanzando su fragancia al espacio, habla Dios, y desde
detràs de los ojos de ellos, Dios sonrìe sobre la Tierra.
Existe algo que podàis retener?
Todo cuanto poseèis serà dado algùn dìa. Por lo tanto, dad ahora
para que el tiempo de dar sea vuestro y no de vuestros herederos.
Dad para poder vivir, porque retener es perecer.
Aquèl que ha merecido beber del ocèano de la vida merece llenar
la copa en vuestro pequeño arroyuelo.
En verdad, es la Vida la que da a la Vida, mientras que vosotros,
que os consideràis donantes, no sois màs que testigos.
Ediciòn:senderodeluzportaldelalma.blogspot.com
