El hombre sólo cree lo que ve en una actitud
netamente mental, por eso siempre ha negado la posibilidad de otro tipo de vida
. Existen otras corrientes de vida paralelas al humano aunque no se vean, con
las que hemos perdido contacto.
Los Elementales hacen parte de este mundo “no
visible” a los ojos de quienes no han roto aùn el velo que permite el contacto
con estos mundos sutiles.
Un buen punto de partida para re-conectarnos
con estos seres importantìsimos para la evoluciòn del Planeta serìa preguntarnos
como es que las páginas de los viejos
libros, las tabletas de arcilla, los papiros y los pergaminos, están llenos de
referencias a los Espíritus de la Naturaleza y en cambio los elementos
culturales de nuestra forma de civilización materialista carezcan de esas
referencias.
“Para un conjunto humano que llega a negar
alma a los vegetales y animales que vemos, tocamos y devoramos; para quienes la
fidelidad amorosa de un animal doméstico, o la presencia y compañía
vivificadora de un árbol o un rosal no dice nada más allá de formas y colores
que atribuye a la casualidad o a más o menos inventadas leyes genéticas
mientras los despoja sistemáticamente de todo atributo metafísico, es difícil
explicar la existencia y presencia de los Espíritus de la Naturaleza.”
ELEMENTALES
“Son Formas de Vida
dentro de los Elementos. Obviamente es muy difícil explicar las características
básicas que habrían de definirlos, pues al no estar sus cuerpos en el plano
estrictamente físico en que se desarrolla nuestro entorno visual y auditivo, o
mejor expresado, al no estar sus cuerpos en la posición en que nos es fácil ver
las cosas; aunque puedan estar de alguna manera en lo físico, se nos aparecen
como inexistentes fantasías de los hombres primitivos o de los niños
desocupados.”
“Estas formas de vida
tienen sus cuerpos en el Plano Pránico y no por debajo de éste. Pero como los
Planos no están cortados como por navaja, sino que hay una gradación casi
infinita entre ellos, y las circunstancias de la Naturaleza no son siempre las
mismas (con variaciones que conocemos como el día y la noche, las épocas del
año, la altura, la profundidad, la mayor o menor carga de electricidad
estática, las diferentes presiones atmosféricas y las diversas temperaturas,
los componentes pasajeros del aire como son las concentraciones de Agua, de
Ozono, etc., sumado el todo terrestre a las influencias de los astros,
especialmente del Sol y de la Luna), en ciertas ocasiones los Elementales caen
en una mayor materialización que los hace sencillamente visibles. Pero aun en
tan favorables condiciones no son observados normalmente.”
Los Elementales son más
viejos aún que el Hombre mismo sobre la Tierra. Ellos -habitantes, guardianes y
consubstanciados con los Elementos- existen como formas manifestadas desde que
el Mundo existe.
Cada cosa en el Universo
tiene su Espíritu Guardián. El Planeta también lo tenía y a él obedecían las
jerarquías de los Espíritus de la Naturaleza cuando empezaron los días y las
noches. Aún lo tiene y lo tendrá hasta su desaparición.
Este conocimiento es
milenario y no sabemos cuándo empezó.
La gama de Elementales es
inmensa, desde los Regentes de los
Planetas y aun de las estrellas, hasta los
que mantienen con su vida la de los átomos.
La cantidad de variedades
de los llamados Espíritus de la Naturaleza o Elementales es tan grande como la
que podríamos registrar en el reino animal.
Es imposible
encasillarlos en uno solo de los elementos.
Son los que rigen los
momentos del nacimiento y de la muerte de
todos los seres manifestados y también de
las cosas, el traspaso de
las almas por los distintos umbrales, los que se mueven en un
espacio-tiempo que no es el que conocemos ni en el que vivimos.
Son los que vigilan la
marcha del Reloj de la Historia desde fuera de esa
maquinaria de causas y
efectos encadenados de manera lógica. Los que cuidan de los Anales en donde se puede
leer el pasado y el futuro.
Son ángeles y demonios.
También, los dragones cuyo aliento calienta la Tierra.
Las almas de los
cristales geológicos que reinan sobre la estratificación de los minerales y que han condensado la
luz de estrellas desaparecidas a nuestra vista. Los genios de las joyas. Otros,
aprisionados en formas mentales de los dioses, a través de los eones, esperan el momento de
conducir las delicadas operaciones del nacimiento y de la muerte de las galaxias:
son los que habitan
los cometas, ya sea los que fecundan determinadas zonas del
espacio para que nazcan nuevos mundos, o los que quedan como último resto de
otros astros pasados y derivan hacia los cementerios de estrellas.
Asimismo, los más simples
cometas que enlazan, como electrones
de valencia, un sistema solar con otro.
Y más cercanos a
nosotros, son los que moran en las entrañas de los volcanes y
de las nubes. Los que,
manejando invisibles pinceles, pintan los amaneceres y los
atardeceres. Los que
despiertan la vegetación en primavera y la adormecen cuando se
acerca el invierno. Los
que rigen la suerte en los cruces de caminos, en grutas
encantadas y en montañas
mágicas.
Son los genios que dan y
quitan dones. Los que tocan la frente de los elegidos y
los que hacen resbalar
los pies de los que cayeron en desgracia.
Asì, Gnomos y Hadas
(elementales de la Tierra), Sirenas, Nereidas
y Ondinas (elementales del agua), Elfos y Silfos
(elementales del aire) y Salamandras (elementales del Fuego) hacen parte de
nuestro Mundo aunque muchos no
puedan verlos, trabajando incansablemente para la tierra y la humanidad,
protegiendo, restaurando,
colaborando, inspirando…quizàs
es tiempo que abramos el corazòn con amor y sin temor hacia
esta
dimensiòn donde moran estos seres que cuando aùn no
tenìamos nuestro ser tan contaminado podìamos
percibir
normalmente. Volvamos a ser niños y con la frescura e inocencia
de entonces podremos, una
vez màs, ser parte del Universo Todo,
sin lìmites…
Aprendamos a respetar los
Elementales, trabajar con ellos, pedir
su ayuda y seamos sobretodo infinitamente agradecidos
por su Servicio.
Texto en violeta extraìdo
del Libro “Los Espìritus Elementales de la Naturaleza” Jorge Angel Livraga