Los corazones humanos muchas veces actúan
como cárceles
cuando han sentido los rasguños de la
incomprensión humana,
pero si es triste contemplar la ignorancia
de los hombres,
mas triste es observar corazones
encarcelados.
Quita las cadenas de tu corazón,
vuelve a encender la antorcha del amor
y entrégalo a cuanto ser encuentres a tu
paso,
porque debes saber que el amor es para el
hombre,
lo que el agua es para las plantas, es la
vida, es la energía
y es el motor de la existencia.
Recuérdalo siempre y cada noche, cuando presa de tu tristeza
y de tu dolor vuelvas a sentir soledad, toma
estas líneas
y repitiéndolas en voz alta, repítelas una
y mil veces,
hasta que sientas que esta voz proviene de
ti mismo,
hasta que sientas Mi presencia en ti,
y a mi amor inundándote y desbordándose
de adentro hacia afuera.
Si lo haces, serás una flor renacida, la
primavera volverá a
llegar a tu vida y el frío invierno se
alejará de ti.
Un nuevo sol alumbrará tus pasos y la vida entera retomará
su curso, porque una flor se ha abierto
nuevamente.
Kwan Yin