El amor por nosotros
mismos, lejos de pensar que es vanidad, sabemos que si no nos amamos no
podremos brindar calidad de amor a los demás, y si no nos amamos nosotros
mismos ¿quién lo hará?.
Recordamos la frase de
Jesús “Ama a tu prójimo, como a ti mismo” y ese es el primer gran aprendizaje,
puesto que si no tenemos el amor y respeto por nuestro propio templo, que es
nuestro cuerpo y alma, no podremos amar a nadie mas.
A partir de allí, todo se
encamina hacia un sendero de felicidad, puesto que hemos valorado lo más grande
y lo único que poseemos, que es nuestro propio Yo.
El sentido del diario
vivir reside en disfrutar el hoy, como se presente, agradecerlo a pesar de lo
que pudiera pasar, siempre es constructivo si estamos atentos, si no perdemos
tiempo mirando el pasado o pre-ocupándonos por un futuro que no sabemos cómo
vendrá.
Hoy es el momento. Hoy
disfruto. Hoy aprendo. Hoy soy feliz. Hoy VIVO. Como sea.
Cada hoy vivido es una
creación para mañana, por lo tanto cuidaré tanto el hoy que no me perderé
ningún día de mi vida.
Si yo Amo y respondo a mi
corazón, nada me afectará, sólo el amor podrá llegar a mí (…)
Si somos hechos a imagen
y semejanza de Dios, por lo tanto nuestra esencia es divina y como tal debemos
tratarla, puesto que si nos creemos poca cosa estamos ofendiendo a nuestro
Creador, cualquiera sea la religión de cada uno.
Por todo esto y mucho más
vale la pena vivir, porque cada día podemos elegir la mejor forma de hacerlo,
siempre tenemos opción y cuando sabemos tomar la decisión correcta todo resulta
favorable, si nos equivocamos tendremos otra oportunidad para hacer mejor las
cosas, cada día, siempre la elección es nuestra.
Extractos de “Reflexiones
y Respuestas” Liliana Barreto