por Jennifer Hoffman
http://enlighteninglife.com
25 de Junio 2014
Hace ocho años me mudé a Kansas City, una ciudad en la cual
nunca me sentí cómoda. ¿Por qué he vivido aquí tanto tiempo cuando nunca quise
vivir aquí en primer lugar? Parte de esa respuesta tiene que ver con el sitio
donde está ubicada la misma, en el centro geográfico de los Estados Unidos, y
al estar aquí he estado sosteniendo una gran cantidad de energía y de luz al
experimentar los cambios de los ocho años pasados. Pero ahora estoy lista para
irme y de hecho, he estado lista desde hace algún tiempo. Mi casa está en venta
pero no hay movimiento y recibí el mensaje la semana pasada diciéndome que al
menos que yo retirara parte de mi energía, no habría espacio para la de otra
persona.
Una cosa que hice mientras viví aquí fue remodelar
totalmente mi casa. Cada techo, pared y piso ha sido alterado de alguna forma.
Si tenía que vivir aquí, iba a hacer de la casa mi hogar y un reflejo mío, y lo
es. Pero es tanto un espejo de quien soy que no puede pertenecerle a nadie más,
a menos que yo retire parte de mi energía. Y mientras pensaba en la venta de la
casa la semana pasada la voz del Arcángel Uriel se escuchó alta y clara:
‘empaca tus cosas y crea el espacio energético para alguien más’. Eso tenía
sentido – esta casa está tan anclada en mi energía que nadie puede ni siquiera
traspasar la puerta de entrada.
Ahora bien, nunca me ha gustado la idea de convertir este
asunto de la casa en una tragedia y tampoco voy a guardarlo todo y luego tener
que vivir en medio de cajas. Pero entendí el mensaje respecto a despejar la
energía porque el mensaje energético que recibe quienquiera que entre por la
puerta del frente es: ‘esta es la casa de Jennifer’. Todos hacemos esto en
nuestras vidas, nos anclamos tan completamente en una frecuencia o patrón
energético, que no hay espacio para nada más. Para crear espacio para la
energía tenemos que dejar ir algunas cosas y si eso los llena de temor y
terror, o si no tienen idea de cómo comenzar, aquí hay sugerencias que pueden
ayudarles:
1. Las expectativas y los deseos conllevan una gran cantidad
de energía y a veces crean un espacio energético mucho mayor que lo que una
persona o situación pueda llenar. Si podemos sostener el deseo pero a la vez
estar abiertos a un rango más amplio de desempeño (que el de esa persona o
situación en particular), abrimos el espacio para que algo más lo llene.
2. El auto juicio y la autocrítica también crean un espacio
energético inverso. Pensamos que podríamos haber hecho algo mejor que lo que
hicimos, así que nos aferramos a esa experiencia, persona, o situación, hasta
que podamos ‘corregirla’. Liberarnos de la carga de nuestros juicios crea el
espacio para nueva energía.
3. Nuestro juicio y crítica de los demás nos ata a ellos
porque pensamos que ellos podrían haberlo hecho mejor, así que nos mudamos al
sendero de ellos, nos quedamos ahí y esperamos a que ellos cambien. Pensamos
que los estamos haciendo sufrir y puede ser cierto, pero nosotros sufrimos más.
Y debido a que nuestro espacio energético está lleno de nuestras expectativas,
juicios y críticas, no hay espacio para nueva energía.
4. La ira y el resentimiento (que son lo opuesto del perdón)
también crean un enorme espacio energético. La ira es una emoción poderosa que
puede inspirarnos a avanzar pero también sostiene el espacio que se puede
ocupar con algo más pleno, como la alegría y la paz. El espacio energético que
ocupa la ira bloquea el flujo de nueva energía.
5. Cuando no estamos en el momento presente y vivimos en el
pasado o en el futuro, hemos llenado nuestro espacio energético con lo que
creemos es posible o que sucederá, y no tenemos espacio para los milagros u
otros potenciales. Si podemos rendirnos, lo cual quiere decir que dejamos de
luchar o de resistir, podemos crear el espacio para nueva energía. El resultado
puede ser diferente de lo esperado pero el resultado será lo que queríamos, y
posiblemente más.
La energía necesita moverse y requiere de espacio hacia el
cual moverse. Imaginen que llenan un vaso de agua hasta que esté totalmente
lleno. Para poner más agua en el vaso, parte de ella tiene que salir o la
adición de más agua hará que se derrame. Esto es lo que sucede cuando tratamos
de incorporar nueva energía sin que haya espacio, no tiene adonde ir. Y debido
a que estamos sosteniendo una frecuencia que no está dentro del rango del amor,
la alegría, la paz, la abundancia que queremos, no pueden hacerse las
conexiones que permiten esas experiencias en nuestras vidas.
No dejamos ir las cosas en las que pensamos que hemos
fallado o que no hemos hecho apropiadamente. Soltamos las cosas cuando
decidimos que estamos listos para, queremos y merecemos algo más. ¿Qué piensan
que merecen ahora? ¿Qué energía tiene que irse de sus vidas para dejar espacio
para algo más?
No se juzguen ni critiquen o a alguien más, todos hacen lo
que pueden en cada momento. Cuando aceptamos que todo siempre está en orden
divino y nos permitimos buscar nuestro propio sendero de plenitud, el flujo y
reflujo de energía sucede sin esfuerzo y estamos plenamente conscientes de la
liberación requerida para que la energía fluya en una corriente sin esfuerzo
hacia nosotros y se aleje de nosotros para empoderar nuestra transformación
tanto por lo que queremos traer a nuestras vidas como por lo que estamos
dispuestos a liberar de nuestra realidad.
Traducción: Fara González
Fuente: El Manantial del Caduceo
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