Este es un ejercicio que nos
ayudará a practicar el amor incondicional con los demás humanos, con el medio
que nos rodea, y estar en equilibrio con él, promoviendo la iluminación de todo
lo que hay alrededor, pero sin esperar que cambie, simplemente ofreciendo la
luz y poniéndola a disposición de quien la necesite, como los árboles.
Ejercicio:
Buscar un lugar público,
una plaza, un paseo, donde sea que lo sientas, y ponerte de pie, muy tranquilamente,
donde gustes. Simplemente observarás tu alrededor, reconociendo cada color,
luz, persona, objeto… intenta sonreír y respirar profundamente cada rayo de luz
con el estómago, comosi fuese una gigantesca nariz. Puedes cerrar los ojos, y
con cada respiración, intenta sentir, imaginar o pensar en una corriente de energía
que sube por los pies, las piernas, toda la columna, por los genitales,
estómago, corazón, garganta y cerebro, saliendo hacia el cielo.
No dejes de pensar en
esto, hasta sentirlo completo, si no lo sientes, practícalo varios días antes
de seguir. Cuando esta corriente se sienta fuerte, hasta el punto de sentir
cosquillas, plenitud, incluso mareo, comienza a respirar tan profundo que
sientas que esa corriente de luz se convierte en un globo que debes inflar.
Obsérvate dentro de ese
globo inflándose, y permite que se llene de la luz del cielo. Obsérvalo
llenarse y bajar a la tierra.
Concéntrate en tus extremidades, y visualízate como un árbol: hojas en cabellos
y manos; ramas en los brazos; tronco en el torso, y raíces en las piernas y
pies. Visualiza que toda la luz que respiras sonriente, ilumina la tierra.
Extiende esas raíces por todo el terreno, hasta debajo de los pies de cada
persona, otros árboles, objetos, dirígela con la mirada, observa tus raíces alimentando
todo a tu alrededor. No te empeñes en iluminar algo en concreto, simplemente
ofrece. Cuando acabes, respira hondo llenando tu burbuja, sólo tu burbuja y
cuerpo, retén la respiración un momento, y exhala todo el exceso a la tierra. Y
sigue tu camino.
De esta forma, estarás
contribuyendo con el ambiente que te rodea.
Intenta hacer este
ejercicio simple los días portal (como los 11:11) .
En esta fecha, recuerda,
sólo ser árboles ayuda con tu luz el entorno que te rodea, no el planeta, tú
colaboras con una parte, otros harán la suya en su lugar.
La clave de todo este
ejercicio, es la sonrisa… esa herramienta aparentemente tonta, moviliza todo
nuestro estado anímico y hormonal permitiéndonos la iluminación… como aquello
que siempre digo:
podemos hacer de todo por
el mundo, pero si no lo disfrutamos o somos felices en el intento…de nada
servirá.
Matias de Stefano