En general, el silencio se entiende como
algo negativo, algo vacío, una ausencia de sonidos, de ruidos. Este
malentendido prevalece porque muy pocas personas experimentaron el silencio
realmente.
Lo único que experimentaron en nombre del
silencio es la ausencia de ruidos. Pero el silencio es un fenómeno totalmente
diferente. Es absolutamente positivo. Es existencial, no está vacío; lo
desborda una música que nunca escuchaste, con una fragancia que no te es
familiar, con una luz que solamente puede verse con los ojos internos.
No es algo ficticio; es una realidad y una
realidad que ya está presente en todos, lo que pasa es que nunca miramos para
adentro. Tu mundo interno tiene su propio sabor, su propia fragancia, su propia
luz. Y es absolutamente silencioso…inmensamente silencioso, eternamente
silencioso.
Nunca hubo un ruido ni nunca lo va a haber.
No hay palabra que pueda llegar hasta ahí; pero tu sí puedes llegar.
El propio centro de tu ser es el centro del
ciclón. Lo que pase a su alrededor no lo afecta. Es silencio eterno. Los días
van y vienen, los años van y vienen, los siglos van y vienen, las vidas van y
vienen, pero el silencio eterno de tu ser sigue siendo el mismo, la misma
música sin sonido, la misma fragancia a divinidad, la misma trascendencia de
todo lo mortal, de todo lo momentáneo.
No es tu silencio; tu eres ese silencio.
No es algo que tu posees; tu estás poseído
por eso y esa es su grandiosidad... Ni siquiera tu estás, porque incluso tu
presencia sería una perturbación.
El silencio es tan profundo, que no hay
nadie, ni siquiera tu. Y este vacío trae verdad, amor y miles de otras
bendiciones.
Osho